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Dunlop y los neumáticos de caucho

De la necesidad virtud. Este refrán tan conocido podría aplicarse fácilmente a John Boyd Dunlop, quien sin apenas proponérselo, puso la base de toda una industria que se ha hecho indispensable para hacer viables los sucesivos avances en el campo de la automoción. Este británico patentó el neumático de caucho inflable, un logro al que otorgó inmediatamente la importancia debida y que acabó transformando el mundo del transporte.


Nacido en 1840 en una pequeña población escocesa (Dreghorn), John Boyd Dunlop se dedicó a ejercer de veterinario durante unos cuantos años, y con bastante éxito. Sin embargo, no se le recuerda por eso, sino por su inesperada aportación a la industria, la misma que lo haría famoso. Su marca, que ya poco tiene que ver con él, continúa siendo sinónimo de productos relacionados con el caucho.


En aquella época, este material, procedente del árbol sudamericano Hevea brasiliensis, estaba ya presente bajo diversas formas en la sociedad, y su utilizaba en varias aplicaciones gracias a la técnica del vulcanizado ideada por el estadounidense Charles Goodyear, que lo hacía resistente a un amplio rango de temperaturas.


Gracias a su disponibilidad, Dunlop decidió aplicar este material en octubre de 1887 sobre las ruedas de la bicicleta de su hijo (un triciclo), en busca de disminuir el ruido que hacía sobre el terreno. De hecho, hizo varios experimentos para encontrar la mejor configuración. Por ejemplo, lanzó simultáneamente a rodar una rueda de metal convencional y otra equipada con un neumático hueco hecho de goma e inflable de su invención, y comprobó que la segunda llegaba mucho más lejos que la primera. También probó el uso de neumáticos primero en las ruedas traseras del triciclo, y después aumentó su diámetro, apreciando sustanciales mejoras en los resultados. Sorprendido por estos, el veterinario profundizó en la idea y al año siguiente, el 7 de diciembre, obtuvo una patente para una cubierta de caucho resistente dotada con una tubería interna inflable. El neumático empezó a ser fabricado como tal, y a ser vendido de forma comercial en Escocia gracias a los esfuerzos de Dunlop, que apreció en él un potencial económico importante, dada la creciente popularidad de la bicicleta.


En realidad, Dunlop no había sido el primero en aplicar caucho a las ruedas de las bicicletas. Gracias a sus propiedades, y como hizo inicialmente Dunlop, se colocaban con frecuencia tiras de caucho macizo a su superficie de rodadura para facilitar su uso. En 1847 Robert William Thomson patentó además un neumático pensado para amortiguar al ciclista y protegerlo del traqueteo de los caminos. Sin embargo, la idea no se llevó a la práctica hasta que Dunlop efectuó su propia propuesta de estructura inflable e inició su fabricación.


El primer neumático de bicicleta desarrollado por Dunlop, en el museo nacional de Escocia. (Foto: Wikimedia Commons/geni/CC BY-SA 4.0)


De la idea del neumático a la fabricación en serie


En 1890, una fábrica instalada en Belfast empezó a producir los neumáticos de Dunlop, que se vendieron a numerosas personas. Una de ellas, un ciclista, empezó a ganar carreras gracias a la incorporación de los neumáticos a su bicicleta, lo que llamó la atención de los demás corredores y de los propios organizadores. El uso de este medio de transporte empezó a popularizarse cada vez más, gracias ahora a su mayor comodidad y a su saludable facilidad de uso.


Ante el aumento de la demanda, Dunlop fue contactado por inversores, como Harvey Du Cros, presidente de la asociación de ciclistas irlandesa. Du Cros contempló de primera mano el éxito competitivo de las bicicletas dotadas con neumático inflable de caucho, así que habló con Dunlop al ver una oportunidad conjunta de negocio. Tras el encuentro, Dunlop acordó crear una empresa con Du Cros, la cual adquiriría los derechos de su invento a cambio de algo de dinero y una participación en la nueva compañía. Pero no todo sería un camino de rosas. Su patente fue puesta en duda al aparecer aquella registrada por Robert William Thomson, ya fallecido, lo que ocasionó numerosos problemas que costó superar legalmente.


Solucionados estos, el crecimiento de la compañía obligó a Dunlop a abandonar el ejercicio de su profesión. Dejó de ser veterinario en 1892 para dedicarse plenamente al caucho. Sin embargo, en 1895 decidió venderlo todo y retirarse del negocio. Al año siguiente, fue Du Cros quien vendió su parte, aunque permaneció como responsable del departamento comercial de la firma, llamada Pneumatic Tyre and Booth's Cycle Agency.

Dunlop murió en 1921, en Dublín, pero su nombre sobreviviría hasta la actualidad. A principios de siglo, la empresa había sido rebautizada como Dunlop Rubber Company, y se convertiría en sinónimo de fábrica de caucho. La marca sigue presente en la producción de neumáticos y otros productos.


Echando la vista atrás, la aparición del neumático revolucionó por completo una industria que en la actualidad es una de las mayores del mundo. Con él las bicicletas se hicieron más manejables y cómodas, e incluso cambiaron su aspecto para adoptar aquel por el que hoy en día son más conocidas. Al mismo tiempo, con el cambio de siglo los constructores de automóviles, en pleno e incipiente desarrollo, abrazaron la tecnología, indispensable para que sus vehículos pudieran moverse por los caminos entonces disponibles.

Pronto, todos los vehículos de transporte de personas y de carga estarían equipados con neumáticos. Durante las siguientes décadas, las mejoras en unos y otros se moverían en paralelo, apoyándose mutuamente. Se produjo un boom de fabricantes y de nuevos modelos y se crearon otras compañías de fabricación de neumáticos.


La principal crisis del sector productor ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial. Hasta entonces, el caucho, o látex natural, procedía de una serie de países productores que satisfacían la demanda mundial, sobre todo la de la industria automovilística. Pero la mayoría de esos países quedaron a merced de los japoneses, de modo que la industria estadounidense se vio obligada a desarrollar una alternativa: el caucho sintético. Hoy en día muchos productos de caucho pertenecen en realidad a esta variedad, incluidos los neumáticos.


Lo cierto es que Dunlop, tras dejar el negocio de los neumáticos, se dedicó a los paños, y que, como a menudo suele ocurrir, apenas pudo disfrutar económicamente de su invento. Otros pioneros en este campo, como Goodyear, aún lo pasaron peor, muriendo llenos de deudas. Pero a pesar de todo, Dunlop sigue siendo reconocido por su trabajo innovador y recibió diversos premios, algunos mucho después de su muerte. (Fuente: NCYT Amazings/Manel Montes)



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